La cremación es un asunto sobre el cual la Biblia no habla específicamente. Es interesante notar, de todos modos, que la gente a través de los tiempos bíblicos trató al cuerpo humano con gran respeto, y a menudo mostró profunda inquietud sobre la disposición de los restos luego de la muerte (ver por ejemplo en Génesis 49:29-31) El acto de embalsamar fue practicado tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo (Génesis 50:26; Marcos 16:1), y era considerado una gran desgracia no tener un entierro apropiado (1º Samuel 31:9-13; 2º Samuel 2:4-6; Eclesiastés 6:3).
La cremación es una de las opciones disponibles ahora para la disposición final del cuerpo cuando muere. Se estima que menos del 5% de las familias americanas eligen la cremación, pero en Japón e Inglaterra más de la mitad de las familias eligen esta opción.
Los arreglos funerarios no son necesariamente muy diferentes a las otras opciones. El cuerpo puede todavía ser visto antes del servicio, y un servicio de culto puede ser ofrecido con el fallecido presente, en la mayoría de los casos. Hay varias opciones disponibles para la disposición de los restos cremados, incluyendo un entierro y esparcimiento.
Al contemplar las opciones posibles, los cristianos querrán dar una consideración cuidadosa a todos los que puedan ser afectados por la decisión, tales como los amados quienes pueden tener sentimientos muy fuertes sobre el asunto. A nadie le gusta ciertamente traer amargura innecesaria a cualquiera. Además, la actitud del corazón cristiano mostrará profundo respeto por el maravilloso cuerpo que Dios diseñó (Salmos 139:14). Por su puesto Dios resucitará a todos sus hijos sin importar en qué se hayan convertido sus cuerpos. Cuando Jesús regrese, “los muertos en Cristo” resucitarán y recibirán cuerpos inmortales “semejantes a su cuerpo glorioso,” 1º Tesalonicenses 4:16; Filipenses 3:21. Cuán felices podemos estar mientras esperamos aquel grandioso día!