De acuerdo a la tradición cristiana los 7 pecados capitales son: la envidia, glotonería, la avaricia, la lujuria, el orgullo, la pereza, la ira. Puede encontrar una lista de los 7 pecados capitales y su significado a continuación.
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La lujuria es una pasión fuerte o deseo, especialmente por deseos sexuales.
La Biblia habla acerca de la lujuria en 2 Timoteo 2:22, “Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz...”
La Biblia también menciona la lujuria en los siguientes versos: Job 31:1, Mateo 5:28, Filipenses 4:8, Santiago 1:14-15, 1 Pedro 2:11 y Juan 2:16.
La castidad o control propio cura la lujuria controlando las pasiones y utilizando esa energía para el bienestar de otros.
La glotonería es el exceso en el comer o beber.
1 Corintios 10:31 dice: “Por tanto, si pues coméis o bebéis o cualquier otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.”
Referencias adicionales en la Biblia incluyen: Salmos 78:17-19, Filipenses 3:19-21, Proverbios 23:1-3 y 1 Corintios 3:16-17.
La temperancia cura la glotonería implantando el deseo de ser saludables, por lo tanto hace que seamos aptos para servir.
La avaricia es la búsqueda excesiva de posesiones materiales.
La Biblia dice lo siguiente en Hebreos 13:5. “Sean vuestras conductas sin avaricia; contentos con lo que teneis ahora, pues El dijo: ‘No te desampararé ni te dejaré.’”
Otros textos bíblicos que mencionan la avaricia incluyen: Exodo 20:17, Proverbios 11:24, Proverbios 28:25, Eclesiastés 5:10, Filipenses 4:6 y Timoteo 6:9-10.
La caridad cura la avaricia poniendo el deseo de ayudar a otros en vez de acumular tesoros para nosotros mismos.
La pereza es una vagancia excesiva o la negligencia de utilizar nuestros talentos.
Salomón habló de la pereza en Proverbios 6:6 diciendo: “Vé a la hormiga, oh perezoso, Mira sus caminos y sé sabio/”
La Biblia también menciona la pereza en los siguientes versos: Proverbios 13:4, Proverbios 24:33-34, Romanos 12:11-13, Colosenses 3:23 y Tesalonisenses 3:10.
La diligencia cura la pereza poniendo el interés en otros, contrario a una vida fácil y relajada.
La ira es una rabia y odio hacia otras personas.
La Biblia habla acerca de la ira en Romanos 12:19, “No os venguéis vosotros mismos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mia es la venganza, yo haré pagar , dice el Señor.”
Versos adicionales en la Biblia incluye: Salmos 37:8, Proverbios 14:29, Proverbios 15:1, Efesios 4:26-27, Colosenses 3:8 y Santiago 1:19-20.
La paciencia cura la ira cuando se entienden las necesidades y deseos de otros antes de actuar o hablar.
La envidia es un intenso deseo de tener las cosas que otra persona posee.
La Biblia dice lo siguiente en Proverbios 14;30, “El corazón apacible es vida de la carne; Mas la envidia es carcoma de los huesos.”
Otros textos en la Biblia que mencionan la envidia incluye: Job 5:2, Salmos 37:1, Proverbios 24:19-20, Eclesiastés 4:4, Gálatas 5:26 y Santiago 3:14-16.
La bondad cura la envidia dejando que los deseos de ayudar a otros superen la necesidad de superarlos o tener más que ellos.
El orgullo es una percepción excesiva de uno mismo en comparación con otros.
La Biblia dice lo siguiente en Jeremías 9:23-24, “No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente...Más alábese en esto el que hubiere de alabar; en entenderme y conocerme...”
Referencias adicionales en la Biblia incluyen: Proverbios 8:13, Proverbios 16:18, Romanos 12:16, 1 Corintios 13:4, Gálatas 6:3 y Santiago 4:6-7.
La humildad cura el orgullo removiendo el ego y la jactancia, permitiendo una actitud de servicio.
De acuerdo con la tradición cristiana, los 7 pecados capitales (también conocidos como los pecados cardinales) no pueden ser perdonados. Sin embargo, de acuerdo a la Biblia, estos siete pecados capitales son completa y totalmente perdonados por Dios, pero esto no nos da libertad para cometer estos pecados. Biblicamente, el único pecado que no puede perdonarse es el rechazo de la gracia de Dios y del Espíritu Santo, que es una abierta rebelión en contra de Dios, también conocida como Blasfemia contra el Espíritu Santo.
Cada uno de estos pecados capitales mencionados anteriormente tiene su raíz en el deseo de tener más y la necesidad del exceso. Cada pecado va en contra de las raíces del Cristianismo la cual es: amor a Dios, amor al prójimo y amor a nuestro cuerpo (que es el templo de Dios, 1 Corintios 6:19-20). Pablo escribe en Filipenses 4:11-12, “No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación”. Esto ataca a la raíz de cada uno de los pecados capitales. En efecto, Pablo está diciendo que Dios puede cuidar de nuestras necesidades y que no hay necesidad de la lujuria o ir detrás de el deseo excesivo de cosas.
La cura para estos pecados es el regalo de un nuevo corazón que actúa de acuerdo a el amor y la ley de Dios. Este nuevo corazón puede solo provenir de Dios. Ezequiel 36:27 dice: “Os daré corazón nuevo y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. ‘Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu y haré que andéis en mis estatutos, y guardareis mis preceptos, y los pongáis por obra.”
El poder no viene de nosotros para cambiar el corazón. Por el contrario, este verso claramente señala que solamente Dios es el que nos da un nuevo corazón y nos induce a caminar en sus caminos. A medida que este evento se vuelve una realidad en nuestras vidas, los siete pecados capitales de la glotonería, la envidia, pereza, ira, el orgullo y la lujuria pierden su poder en nuestra vida. Cuando tenemos al Espíritu Santo en nuestra vida, desearemos vivir una vida basada en los principios de la Biblia
Los siete pecados capitales fueron compilados primeramente por el Papa Gregorio I alrededor del año 600. Estos son el orgullo, la avaricia, la lujuria, la ira, la glotonería, la envidia y la pereza. Gregorio también compiló una lista de las siete virtudes: fe, esperanza, caridad, justicia, prudencia, temperancia y fortaleza.
La Biblia validaría todos estos conceptos, pero no se registra una lista que se refiera específicamente a los siete pecados capitales o las siete virtudes. Ellos no vinieron antes de los Diez Mandamientos quienes fueron dados en el Monte Sinaí alrededor del año 1450 AC. Es probablemente cierto que fueron usados extensamente para enseñar los principios de la Palabra de Dios, particularmente en los siglos antes de la invención de la imprenta, cuando la Biblia no estaba accesible para que los hombres comunes la leyeran o estudiaran.
Como se ha mencionado antes, la lista de los pecados capitales en cuestión no aparece en ningún verso de la Biblia. Sin embargo, un grupo de pecados un poco diferentes aparece en Proverbios 6:16-19, “Seis cosas aborrece Jehová, Y aún siete abomina su alma”.
En adición a esto, Gálatas 5:19-21 menciona algunos otros pecados del cual debemos guardarnos de cometer: “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgias, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.”
Las siete virtudes fueron originalmente definidas en el poema Phychomachia por Aurelio Clemente Prudencio, quien fue un gobernador Cristiano que murió alrededor del año 410 DC. Debido a la prevalencia del poema, el concepto y la idea de las siete virtudes se expandió por toda Europa. La siguiente es una lista de las siete virtudes y cómo ellas curan cada uno de los siete pecados capitales: