Parecería que uno puede llamar a los tres reyes magos que visitaron a Jesús por cualquier nombre que uno deseara, pero la tradición lo has ha nombrado Gaspar, Baltasar y Melchor.
Aquí esta el artículo del Comentario Bíblico sobre los tres reyes magos: Hombres sabios, del griego “Magoi,” que designa hombres de clases educadas varias. Nuestra palabra “magos” viene de esta raíz. Pero estos “hombres sabios” no eran magos en el moderno sentido de realizar magias. Ellos eran de nacimiento noble, educados, ricos, e influyentes. Eran los filósofos, los consejeros de la realeza, entendidos en toda la sabiduría del antiguo Este. Los “hombres sabios” que vinieron buscando al niño Jesús no eran idólatras; eran hombre de integridad (El Deseado de Todas las Gentes, Pág. 59, 61).
Ellos estudiaron las Escrituras hebreas y allí encontraron un trascripción más clara de la verdad. En particular, las profecías Mesiánicas del Antiguo Testamento llamaron su atención, y entre ellas encontraron las palabras de Balaam: “Saldrá estrella de Jacob” (Números 24:17). Probablemente también supieron y entendieron el tiempo de la profecía de Daniel (Daniel 9:25, 26), y llegaron a la conclusión de que la llegada del Mesías estaba cerca (Ver El Deseado de Todas las Gentes, Pág. 61 y 62).
La noche del nacimiento de Cristo, una misteriosa luz apareció en el cielo que se volvió una estrella luminosa que persistió en los cielos occidentales (ver El Deseado de Todas las Gentes, Pág. 60). Impresionados con su importancia, los hombres sabios volvieron una vez más a los sagrados rollos. Según ellos buscaron entender el significado de los escritos sagrados, fueron instruidos en sueños para ir en busca del Mesías. Como Abraham, al principio no supieron a dónde irían, pero siguieron según la estrella guía los dirigía en su camino.
La tradición de que había tres hombres sabios surgió del hecho de que hubieron tres regalos (Mateo 2:11), pero esto no tiene soporte en la Escritura. Una interesante, pero indigna, leyenda da sus nombres como Gaspar, Baltasar, y Melchor. La infundada idea de que eran reyes fue deducida de Isaías 60:3 (Cf. Apocalipsis 21:24).