En nuestra debilidad experimentamos la fortaleza de Dios. Está en la Biblia, II Corintios 12:9, "Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo".
Debemos animar a los que son débiles. Está en la Biblia, Romanos 14:1, "Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones".
Dios puede usar a los débiles si ellos se mantienen cerca de él. Está en la Biblia, 1 Corintios 1:27, "Sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte".