Si fuéramos salvos y tuviéramos un lugar en el reino de Dios, debemos aceptar las condiciones de salvación. Recuerde, toda la ayuda que nosotros obtengamos viene de arriba, no de esta tierra. La salvación proviene de Dios. ¿Desea usted ser un cristiano? Le gustaría a usted ser un cristiano, pero no sabe por donde comenzar? Muy bien, este artículo está dedicado para usted. Los pasos hacia Cristo son pocos y simples; son fáciles de comprender. Simplemente debiéramos abrir el Libro Guía de Dios para más información. ¿Que sería lo primero en hacer para aquel que se allega a Dios? La respuesta se encuentra en el libro de Hebreos 11:6, “Sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”.
1) Debemos creer que Dios existe y que Él recompensa a los que le buscan. Este es el primer paso. Usted dirá, “Yo no tengo fe, ¿Cómo puedo yo obtener esta fe en Dios? El apóstol Pablo lo describe de la siguiente manera en Romanos 10:17, “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”. Así que la fe viene por oír el mensaje, y el mensaje es escuchado a través de la Palabra de Cristo. Por lo tanto, la Palabra de Dios, tal como se encuentra en la Biblia, trae fe cuando la estudiamos y la recibimos en nuestro corazón. Por lo tanto comience a seguir los pasos Bíblicos.
2) Ahora llegamos al segundo paso el cual nos guía a un cambio de vida. En el libro de Romanos 2:4 se nos dice, “¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?”
Por lo tanto el segundo paso es arrepentimiento. Primero, creer en Dios; segundo, arrepentimiento. Usted se preguntará, “¿Está usted seguro que Dios me perdonará?” La respuesta a esta pregunta se encuentra en 1 Juan 1:9, “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.” Encontramos el mismo significado en el libro de Exodo 34:6-7, “¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso, piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado…”
Así que puede notar, nuestro Padre celestial nos trata mejor de lo que merecemos. Es el deseo de Él perdonarnos. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda mas tenga vida eterna.” - Juan 3:16
Eso es lo que el amor de Dios y su bondad lo llevó a Él a hacer por nosotros. Por lo tanto, primeramente, debemos creer en Dios. Entonces debemos comprender que somos pecadores y arrepentirnos. “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio.” - Hechos 3:19
Ahora, nadie se va a arrepentir si no siente culpabilidad por sus pecados. Leemos en 2 Corintios 7:9, “Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento.” Arrepentimiento es simplemente sentirnos culpables por nuestros pecados y ponerlos por un lado. No es tener miedo por un castigo, sino que tener odio por el pecado en sí, porque sabemos que entristece el corazón de Dios. ¿Es un proceso natural, para nosotros, arrepentirnos? No. En Hechos 5:31 leemos lo siguiente, “A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados”.
Saben, amigos, convicción no es arrepentimiento. Una cosa es estar despierto a las 5 de la mañana, pero otra cosa es levantarse. Se ha dicho que, “arrepentimiento es lamentar mucho el haber pecado, y por lo tanto usted deja de pecar.”
Al otro lado del gran Rio Zambezi en Africa, cerca de las Cascadas Victoria, hay un puente que abarca el abismo sobre las aguas mas caudalosas sobre la tierra. Fue construido este puente por ingenieros a ambos lados del rio. Fueron expandiendo poco a poco tal puente de ambos extremos hasta poder estrechar dos brazos en medio rio, y así completar el puente.
Arrepentimiento y fe son los brazos de el puente que nos permite pasar de la tierra al cielo. Se unen para que nuestra salvación sea segura. Por si solos no somos suficiente. Debemos creer en Dios y debemos arrepentirnos. No sirve de nada tratar de ser Cristianos si no nos arrepentimos de nuestros pecados. No podemos cambiarnos nosotros mismos de pecadores a creyentes por si solos. Leemos en Jeremías 13:23 lo siguiente, “¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo sus manchas? Así también, ¿podréis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer mal?” El arrepentimiento es completamente necesario. Una de las razones por las cuales somos infelices es porque no nos arrepentimos. Muchos que llevan consigo alguna forma de Cristiandad o religión nunca se han arrepentido de corazón, y por lo tanto no han experimentado la felicidad en el Cristianismo. Una de las razones del porque algunos obreros religiosos nunca han tenido un reavivamiento es porque nunca se han arrepentido de sus pecados, todavía no se han convertido. ¿Se ha usted arrepentido? ¿Se arrepentirá usted?
El Dr. F. B. Meyer nos cuenta de una reunión de reavivamiento donde no demostraba haber éxito. Finalmente, uno de los líderes de esa reunion se puso en pie y dijo, “Pastor, yo no creo que vamos a tener un reavivamiento aquí mientras el hermano Gonzalez y yo no hagamos las paces.” Luego, el se dirigió hacia el hermano Gonzalez y le dijo, “Hermano Gonzalez, usted y yo no nos hemos hablado por cinco años. Creo que es tiempo de enterrar el pasado. Aquí estrecho mi mano para hacer las paces.” Fue así que se rompió el silencio. Otro miembro se puso en pie y dijo, “Pastor, no creo que valla a haber un reavivamiento aquí hasta que yo no me arrepienta. No puede haber un reavivamiento mientras que yo siga hablando cosas malas de usted tras sus espaldas y luego le diga otras cosas en su cara. Quiero que me perdone.” Y muchos se pusieron en pie y comenzaron a confesar sus pecados y poner las cosas en buen estado. No paso mucho tiempo después hasta que hubo en verdadero reavivamiento. Y fue entonces que la bendición de Dios cayo sobre ellos que hasta la comunidad fue afectada en forma positiva por los siguientes tres años.
3) El próximo paso para llegar a ser un Cristiano es confesar. “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados.” Santiago 5:16. “El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia”, Proverbios 28:13. Confesión que nos lleva al abandono del pecado es la verdadera confesión. Por lo demás, ¿Qué mas es necesario de parte del pecador arrepentido? “si el impío restituyere la prenda, devolviere lo que hubiere robado, y caminare en los estatutos de la vida, no haciendo iniquidad, vivirá ciertamente y no morirá.”
El verdadero arrepentimiento y la confesión significa que no solamente dejamos de pecar sino que lo posible para corregir lo que hemos hecho malo en el pasado. Nadie puede robar 10 monedas y esperar que Dios perdone a menos que se pague de vuelta lo robado. En otras palabras, no sería un verdadero arrepentimiento o una confesión legitima.
Pero cuando una persona verdaderamente se arrepiente y confiesa, Dios perdona, desacuerdo a lo que dice en 1 Juan 1:9, “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” El perdonar le pertenece a Dios, no a nosotros. Cuando confesamos, simplemente creemos que Dios perdona, y así es. Ese es el final del asunto. Tal vez no sentimos que nuestros pecados han sido borrados, pero si han sido borrados. No debemos depender de los sentimientos, sino creer en lo que Dios dice y hace.
El hijo de un ministro, extraviado de los caminos rectos de la vida, viviendo en pecado y libertinaje, obtuvo fama y reconocimientos en el mundo secular, lo cual requería que bajara a los lugares mas bajos de la sociedad. El mismo describe su condición como la de un borracho, un drogadicto un nadie. Pero después de quince largos años, le dio oportunidad a Dios de sacarlo de esa vida baja y fue por la gracia de Dios salvado de toda esa perdición. Regresó a casa a darse cuenta que su pobre padre había muerto de tristeza, quien mencionaba mucho a su hijo. Y su madre quien a través de todos esos años mantuvo una lampara encendida en la ventana cada noche toda la noche.
Amigos, Dios tiene una lámpara en Su ventana por cada uno de sus hijos extraviados, y mientras esa lámpara sigue encendida, el extraviado pecador puede regresar. ¿Acaso no regresará usted ahora? Dios le va a perdonar. Así que tenemos estos tres pasos importantes, creer, arrepentirse, y confesar nuestros pecados.
4) El próximo paso es el bautismo, tal como lo dice la Biblia en Hechos 2:38-39, “ Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.”
El cambio que viene por la fe, arrepentimiento, confesión de los pecados, y seguir la Palabra de Dios en toda obediencia se llama “nacer de nuevo”. Jesus dijo, “Os es necesario nacer de nuevo.” Juan 3:7. También se lo conoce como regeneración. Es una nueva vida, una re-creación por el poder del Espíritu Santo en el corazón del creyente. No es algo que nosotros podemos hacer, no es una rama de la psicología. No es un producto de educación o cultura, sino que es un milagro traído por el Espíritu Santo de Dios. Y entonces Cristo viene a morar en nuestra vida, una vida de obediencia perfecta. ¿Podemos nosotros por nosotros mismos ser obedientes? No, porque Juan 15:5 nos dice, “separados de mí nada podéis hacer.” Pero cuanto podríamos hacer con la ayuda de Cristo. Según el libro de Filipenses 4:13, “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” Si llegamos a pecar estando ya en Cristo, ¿nos debemos desanimar y dejar de seguirlo? Claro que no, nunca! 1 Juan 2:1 nos dice, “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.”
Un santo, o seguidor de Jesús, no es necesariamente alguien que nunca peca, pero si uno que tan pronto peca, pide perdón a Dios, cree que ha sido perdonado, y se va gozoso lleno de gracia en el conocimiento de Dios. El puede tropezar y caer, pero se levanta y sigue adelante. Tal caída no le es contada en contra de el cuando el se arrepiente y pide perdón y ayuda divina para vivir una vida santa y correcta. Pero el debe seguir creciendo y fortaleciendo su vida.¿Es posible vivir sin caer? Según Judas 24 nos provee una respuesta a esta pregunta, “ Y a aquel que es poderoso para guardarnos sin caída, y presentarnos sin mancha delante de su gloria con gran alegría.”
Hemos visto claramente los pasos que necesitamos tomar para llegar a ser un Cristiano: 1) Creer en Dios, 2) arrepentimiento, 3) confesión de nuestros pecados, 4) ser bautizados y obedecer a Dios.
(Este articulo ha sido adaptado del programa radial de H.M.S. Richards)